Los jueves es día de mercado en Villena (Alicante). El Mercado Central abre todos sus puestos de alimentación y a su alrededor se montan otros tantos tenderetes de ropa, calzado,etc. El flujo de gente a lo largo de la mañana es, por tanto, muy importante.
El jueves pasado los socialistas de Villena fueron al Mercado a repartir información sobre la gestión del Gobierno de Zapatero en estos tres últimos años. El Ayuntamiento de la ciudad no tiene ordenanza alguna que prohiba esta acción, ni siquiera es necesario pedir un permiso previo.
Sin embargo, la concejala de Policía (perteneciente al PP) no estaba dispuesta a que dicha actividad se llevase a cabo y mandó a la Policía Local para que cumpliese sus órdenes. Los compañeros socialistas fueron, pues, desalojados del lugar (de allí se fueron inmediatamente a la Guardia Civil a poner una denuncia, como es lógico).
Sorprendentemente, no le dijeron nada a un repartidor de publicidad de un comercio famoso de la ciudad que se encontraba en el mismo lugar. Misterios de la vida.
La situación es tan esperpéntica que una ya no sabe qué decir. Que esto sucediese en tiempos de Franco era normal, pero llevamos tres décadas de democracia y parece que la derecha todavía no se ha dado cuenta de que no sólo lo suyo es válido y de que el poder no ha de ejercerse para ahogar al que piensa diferente, sino para servir al pueblo.
Con estos sucesos tan frecuentes no hacen más que recordarnos que si por ellos fuese no tendríamos ni Constitución, ni un Estado democrático ni nada de nada.
Ya va siendo hora de que acepten las reglas del juego.
Sin embargo, la concejala de Policía (perteneciente al PP) no estaba dispuesta a que dicha actividad se llevase a cabo y mandó a la Policía Local para que cumpliese sus órdenes. Los compañeros socialistas fueron, pues, desalojados del lugar (de allí se fueron inmediatamente a la Guardia Civil a poner una denuncia, como es lógico).
Sorprendentemente, no le dijeron nada a un repartidor de publicidad de un comercio famoso de la ciudad que se encontraba en el mismo lugar. Misterios de la vida.
La situación es tan esperpéntica que una ya no sabe qué decir. Que esto sucediese en tiempos de Franco era normal, pero llevamos tres décadas de democracia y parece que la derecha todavía no se ha dado cuenta de que no sólo lo suyo es válido y de que el poder no ha de ejercerse para ahogar al que piensa diferente, sino para servir al pueblo.
Con estos sucesos tan frecuentes no hacen más que recordarnos que si por ellos fuese no tendríamos ni Constitución, ni un Estado democrático ni nada de nada.
Ya va siendo hora de que acepten las reglas del juego.
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