lunes, 10 de diciembre de 2007

Cosas que no hay que hacer


No sé por qué (hay quien dice que porque eso es algo que siempre ha interesado a la derecha) la política, los políticos están tan devaluados en nuestra sociedad.
Cualquier situación, cualquier momento es válido para hacer una crítica absolutamente gratuita acerca de los políticos, para soltar un comentario despectivo que haga reir a la audiencia (muchas veces se usa incluso como herramienta para crear un vínculo con ella).
Por mucho que la derecha quiera hacer pensar que todos los políticos son iguales, eso no es así, TODOS LOS POLÍTICOS NO SON IGUALES. Y si no, atengámonos a los hechos, analicemos lo que pasa y ha pasado a nuestro alrededor y veremos que no es más que una mentira tantas veces repetida que es considerada ya por mucha gente una verdad.
Pero bueno, este no es el momento para poner ejemplos acerca de esto, los pondremos otro día.
Lo que hoy nos ocupa es la viñeta del Roto, ejemplo de lo que no hay que hacer, esto es, contribuir a la mala imagen que los políticos y la política tienen.
Los políticos, la política, son necesarios y lo único que hacen estas burlas gratuitas (porque si fueran críticas constructivas serían muy bienvenidas) es dificultar más aún su desarrollo y la participación de los ciudadanos/as.
[A raíz de la viñeta del Roto publicada hoy en elpaís.com]

1 comentario:

Dr. Ácula dijo...

A título personal, creo firmemente en que en la sociedad es necesaria la función y representación del político. Es cierto que siempre ha existido la crítica y contracrítica entre los partidos (lo vemos y creemos en ello como algo casi normal) Sin embargo, estos últimos 4 años, y a raíz de la política de la crispación de cierto sector que no ha sabido asumir la derrota, esto se ha ido de madre. Como dijo Marín en el día de la Constitución "no se puede repetir una legislatura tan dura y tan ruda" como ésta y que a tal fin, empiecen por dejar de "acumular reproches" y abran la vía para recuperar el "consenso y el sentido de límite" que se cultivaron durante la Transición.

Y es que precisamente el espíritu de la Transición se ha perdido en parte. Es sorprendente, y admirable, que un país dominado por la ultraderecha más bestial (y donde hubo un rey que, por mucho que nos dicte el corazón una república, supo moderar a las viejas fieras de la dictadura), tras 3 años de la caída del régimen, pudiera formarse una Carta Magna donde se recogieran ideas y principios de toda índole: Se supo exigir y ceder aquello que se creía conveniente para sacar a España del pozo ciego y avanzar. Hoy día, se ceban en criticar al oponente y no sus exposiciones, con lo que dicho avance es nulo.

Independientemente de lo comentado, el mayor problema de la política es que es un foco público de actualidad: se sigue al detalle aquello polémico y no todo aquello beneficioso que no sale en las cámaras y ni se escribe en los diarios, pero ciertamente, espero que durante los próximos 4 años el escenario donde se representa al ciudadano pueda dar un ejemplo mucho mejor de civismo y y actitud constructiva que la de esta legislatura.

Saludos!